viernes, 5 de julio de 2013

¿Distancia o implicación emocional?

Según el autor Ferran Ramón-Cortes, la implicación emocional en los problemas de los demás no e una buena manera de ayudarles. Sin embargo, mantener la distancia tampoco es la solución. Distanciarse de un conflicto que nos cuenta alguien nos convierte en personas frías, desinteresadas por los demás. Aunque sin duda es una actitud que nos protege emocionalmente, no ayuda en absoluto en la relación personal.

Hay una tercera vía: la empatía. Es una respuesta que conecta emocionalmente con el otro, sin que haya por nuestra parte un desgaste emocional, y sin que altere nuestra percepción o peligre nuestra objetividad.

Captar no es sentir

"La empatía representa la habilidad sensitiva de una persona para ver el mundo a través de la perspectiva del otro" (Sebastià Serrano)

Muchas veces hemos visto definida la empatía como "la capacidad de sentir lo que el otro siente". Esta no es ciertamente la empatía que buscamos cuando nos enfrentamos a los problemas de los demás, porque el contagio del sentimiento -un hecho científicamente demostrado y que ocurre espontáneamente si no ponemos ciertas barreras- nos incapacitará para la ayuda.
Sugiero una definición alternativa, que consiste en considerar la empatía como la capacidad de captar lo que el otro siente y añado una coletilla: y de comunicarle que lo capto. Esta es la forma que tenemos de no resultar fríos y asépticos, y sin embargo no cargar con el peso emocional de los problemas ajenos.

Para desarrollar esta empatia son fundamentales dos cosas: en primer lugar, ser capaces de captar el estado emocional de los otros. Lo lograremos escuchando lo que nos dicen, pero sobre todo prestando atención a cómo lo cuentan. Para captar los sentimientos, el tono de la voz y las expresiones en lenguaje no verbal (la mirada, los gestos, la posición del cuerpo) son más importantes que todo lo que la persona a la que escuchamos nos pueda decir. Debemos escuchar con los ojos.

Y en segundo lugar, hemos de ser capaces de comunicar al otro que captamos su sentimiento. Será la forma en qué notará nuestra proximidad y se sentirá comprendido. Será también la forma en que saldremos de la frialdad que podría suponer no implicarnos en su problema.

Por otro lado, la empatía es enemiga de los juicios. No se basa en la razón, sino en la emoción. La vía de la empatía no contempla jamás la crítica, y precisa de la completa aceptación del otro en el momento psicológico en que se encuentre, sin prejuicio alguno, y dejando de lado nuestra opinión.




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